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La esperanza tiene un nombre. Una mujer en la Guerra Civil Española

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Cristina Berenguer. La protagonista del libro cursó Pedagogía y Secretariado en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, en la calle San Mateo de Madrid, una institución ligada a la Institución Libre de Enseñanza

Del prólogo del libro, escrito por la autora:

Este libro es un homenaje a mi madre. A su valor, a su capacidad de amar, de afrontar peligros y de encontrar soluciones en momentos difíciles. Es un homenaje también a todas las mujeres del mundo que se han encontrado en circunstancias parecidas. Es un homenaje también al padre que no pude conocer, porque le mataron sin que su causa hubiera sido fallada en juicio. Como a tantos otros que tuvieron la mala suerte de estar en las cárceles que alguien dio la orden de vaciar en Paracuellos del Jarama. Es un homenaje al abuelo que murió pronto, en el año 1941 a consecuencia de los malos tratos recibidos en la checa de Fomento y es un homenaje a la abuela, que me tuvo en brazos los primeros meses de mi vida, hasta que murió en Arenys en 1937.

Del matrimonio de Cristina Berenguer y Julio Villacañas nacieron tres niños: Julio, Pepe y la autora de este libro

Introducción del libro, escrito por José Manuel de Ezpeleta

 

Si tuviera que expresar en pocas palabras el contenido de este libro, escribiría las siguientes: valor, entereza, sufrimiento, penalidades y esperanza.

 Como afirma la autora, este libro es principalmente un homenaje a su madre Cristina Berenguer, y a todas aquellas madres que quedaron viudas a lo largo de la guerra, teniendo que afrontar en la mayoría de los casos una vida terrible en la retaguardia republicana hasta el final de la guerra.

 Cristina Falk, nos narra de forma ágil y retrospectiva hechos de la II República y, ya iniciada la Guerra Civil, describe la vida cotidiana de cada uno de sus familiares en los distintos lugares donde tuvieron que permanecer tras la salida de Madrid, con especiales y curiosos detalles que facilitan al lector una comprensión más precisa de las razones o los motivos por los que sus familiares más directos se vieron envueltos en acontecimientos, que cambiarían el rumbo de sus vidas.

 Todo lo relatado en el libro viene precedido y condicionado por una situación política y social progresivamente revolucionaria, que se acentuó con la llegada de la II República en abril de 1931 en España y, en concreto, en el pueblo de Manzanares de la provincia de Ciudad Real.

 Desde la proclamación del nuevo régimen, en su Ayuntamiento como en todos los del resto de España, se fue imponiendo el odio de clases implantado por el comunismo junto con el anarquismo y socialismo, dando como resultando un progresivo deterioro de las instituciones en general y en las corporaciones municipales en particular, tensionando progresivamente la vida política y social que provocó una profunda división de la sociedad civil, que comenzó por señalar a todo aquel que fuera contrario a los ideales republicanos a nivel provincial, haciendo mella en aquellos ediles de pequeños Ayuntamientos y demás dirigentes de partidos políticos considerados de derechas, hasta que se produjo el golpe militar del general Sanjurjo en 1932, pues en su mayoría pertenecían a Renovación Española, los cuales perseguidos por las izquierdas, quedaron en una situación de desamparo con continuas amenazas y coacciones personales.

 Tras esta situación, algunos tuvieron que dimitir de sus cargos, y otros abandonar el pueblo, ante los continuos ataques personales o registros domiciliarios y comenzar una nueva vida en Madrid o en otros pueblos de la provincia.

 Desde antes del comienzo de la Guerra Civil, Madrid se convirtió en una ciudad refugio para muchos derechistas de otras tantas provincias, y en concreto del pueblo de Manzanares. Comenzada la guerra, por mandato de los dirigentes de la Casa del Pueblo o por el propio alcalde, miembros del Comité de Defensa republicano de Manzanares se desplazaron a la capital en busca de estos por su condición de desafectos, ya que se encontraban en posesión de las listas de los partidos políticos de Acción Popular, Renovación Española o de Falange, siendo perseguidos en su mayoría y capturados en sus domicilios.

 Once de ellos, enseguida fueron detenidos y asesinados en la capital o en Paracuellos de Jarama en 1936, sin contar algunos jóvenes vecinos del mismo pueblo llamados a filas en abril del año siguiente, y asesinados por algunos de sus propios compañeros de reemplazo de las Juventudes Socialistas Unificadas en el frente de El Pardo. Pero también ocurrió que grupos de milicianos miembros del Comité de aquellos pueblos venían a Madrid en busca de facciosos, y una vez apresados, eran trasladados a sus respectivos pueblos donde eran ajusticiados por el “pueblo” con el pretexto de llevar a cabo una “limpieza selectiva”.

 A lo largo del libro, la autora nos describe cómo su madre, Cristina Berenguer, conforme se va alejando de Madrid, en las diferentes localidades de la zona republicana y con detalles de la vida cotidiana de una familia con 3 niños y dos abuelos, soportó un profundo dolor envuelto en la incertidumbre y con eso también en la esperanza, de donde podría estar su marido y siendo consciente conforme pasaban los años de una soledad silenciosa, solo mitigada por el amor, la entrega y el cuidado de sus tres hijos, atendiendo también a su madre y a su padre, después de que este hubiera sido maltratado en una checa de Madrid.

 Cristina Berenguer demostró ser una mujer de una fe sólida y coherente. Siempre puso a Dios por encima de sus dificultades y penurias. Ella y su madre tampoco descuidaron sus convicciones religiosas a lo largo de aquellos años y el poder tener un encuentro con la Eucaristía de forma clandestina, por muy duras y complicadas que fueran las circunstancias del momento, mostraron con ello una entereza religiosa que siempre sustentó la fortaleza espiritual de la familia, dando así testimonio a lo largo de su narración del denominador común de miles de mujeres en condiciones similares dentro de lo que fue la persecución religiosa en la Guerra Civil.

 Como ya mencioné al principio, el libro está lleno de episodios y vivencias cruzadas entre la protagonista y su madre en especial, y todo ello bajo la sombra del asesinato y la ausencia del padre de familia, Julio Villacañas López, abogado y secretario del Ayuntamiento de Manzanares. Padre de tres hijos, que con tan solo 39 años, fue asesinado en Paracuellos y dejó una viuda de 35 años, sin más capital que su fe en Dios, y su capacidad de amar, rezar y trabajar.

La autora:

Cristina Falk, es hija de Julio Villacañas, abogado, asesinado en Paracuellos del Jarama el 7 de noviembre de 1936, y de Cristina Berenguer, secretaria. Estudió Filología Moderna (inglés y alemán) en la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es viuda del Prof. Dr. Walter Falk, Catedrático de Literatura Alemana Moderna en la Universidad de Marburg (Alemania), tiene dos hijos y un nieto. Ha sido profesora de español, inglés y alemán en Inglaterra, España, Alemania y Egipto. Fue una catequista activa a nivel parroquial, episcopal y federal. Fue miembro del Comité Central de los Católicos Alemanes, tomando parte activa en el diálogo con la iglesia Evangélica alemana. Su primer libro Cuentos para sonar, fue publicado en la Editorial Doncel en 1971. Después ha sido traductora, y escribe esporádicamente. Estos son algunos de los títulos: Teatro para la catequesis. La isla sonada. Soy la sierva del Señor. Meditaciones del Rosario. Via Crucis con María. Actualmente vive en Marburg con su hija y viaja a menudo a España.